jueves, 10 de diciembre de 2009

Extracción de la miel

Para extraer la miel el sistema más utilizado es la centrifugación de los panales.
Hay muchas clases de extractores centrífugos de miel, pero podemos dividirlos en dos grandes grupos: los de eje horizontal y los de eje vertical.
Los de eje horizontal, albergan una gran cantidad de panales (de 40 a 200) por extracción, son los más empleados en las grandes y modernas explotaciones apícolas del mundo. Los de eje vertical,tienen una capacidad más limitada (de 2 a 48 panales), empleados por los apicultores aficionados y los profesionales de España.
También hay otro tipo de sistema que se llama prensado :
Los panales con miel son metidos en una prensa o, tornillo sin fin; hay de muchos tipos y capacidades. La miel obtenida, arrastra gran parte del polen que contienen los panales, además de otras impurezas, cristaliza más rápido que las obtenidas por centrifugado. Son utilizadas por los apicultores aficionados, o los profesionales que extraen mieles tan viscosas, que no se pueden sacar en los extractores de fuerza centrífuga. Con el prensado, los panales de cera son destruidos, no pudiéndose utilizar de nuevo en las colmenas. Por el contrario, se obtiene mucha más cera que en el centrifugado. Franz Von Hruschka inventa en 1.865 el primer extractor de miel mediante fuerza centrífuga; hasta este año, toda la miel era extraída mediante prensas.

Supervivencia de las abejas.

En una colmena hay tres tipos de abeja: la obrera, el zángano y la reina.
Las abejas obreras son el grupo mayoritario del enjambre, son abejas que no tienen desarrollado el aparato reproductor y dedican todo su tiempo a la colmena , atendiendo y alimentando a la reina, fabricando cera para construir los panales, trayendo néctar, agua, polen , resinas balsámicas, limpiando y defendiendo la colmena de intrusos. La vida de una obrera dura entre 30 e 45 días.
Ellas trabajan las 24 horas del día y cuando no salen al exterior por la noche , la actividad dentro de la colmena no cesa y ellas van intercambiando el trabajo. Los zánganos son los que menos trabajan, pero aún así realizan funciones de ventilar la colmena, calentar la puesta y también ayudan a las obreras trayendo agua a la colmena.
El zángano es la abeja macho no tiene aguijón y su función es estar disponible para fecundar a las reinas de otras colmenas o de la suya propia. Empiezan a nacer en primavera de huevos no fecundados y desaparecen en otoño. No se alimenta por si mismo , lo alimentan las obreras con néctar, miel y polen , su expectativa de vida es un poco superior a la de las obreras. El zángano tiene dos funciones que cumplir: aparearse y poner huevos, constituye una parte muy importante de la colmena porque transmite sus características y controla su tamaño por el número de huevos que produce.
La abeja reina es única por colmena, sólo ella es fecundada , es la encargada de la reproducción y mantiene unido el enjambre con la emisión de feromonas específicas. Todas las abejas y zánganos de la colmena son descendientes de la reina. Ella es alimentada con jalea real y atendida por las abejas nodrizas de su corte desde la puesta del huevo hasta el final de su existencia. Puede durar en condiciones salvajes hasta 5 años.
Su misión es la de procrear las abejas y su presencia es suficiente para mantener el orden.
Una reina virgen sale de una colmena y se dirige al cielo soltando feromonas de acoplamiento , en los alrededores todos los zánganos sexualmente maduros perciben la llamada y empiezan una carrera frenética en la que la reina va en cabeza por ser más rápida que ellos, hasta que uno de ellos se acopla a la reina. El peso de ambos dificulta el vuelo y van cayendo al suelo , entre tanto se realiza la cópula. La reina hace que se desprenda el órgano sexual del zángano manteniéndolo sujeto al oviscapto de la reina hasta que penetre todo el líquido seminal en la espermateca. Esta acción mutila al zángano desmembrándolo y una vez cumplida su misión se muere. La reina vuelve a la colmena como reina fecundada.
La reina empieza a poner huevos a partir de los cuatro o cinco días de ser fecundada pero esto puede variar en función del ambiente o de aceptación de las abejas nodrizas.
Pone huevos todos los días dependiendo de su juventud y fecundidad. Un huevo fecundado por la reina y depositado en un alveolo es alimentado por las nodrizas con jalea real durante los tres primeros días y posteriormente por una papilla a base de miel y polen, al cabo de 21 días nacerá una abeja obrera, primero se convierte en larva y entonces empieza la metamorfosis hasta la apertura del alveolo operculado y naciendo una abeja adulta.

viernes, 4 de diciembre de 2009

APICULTURA

APICULTURA
La apicultura o el cultivo de abejas es una actividad agropecuaria orientada a la crianza de abejas (del género Apis) y a prestarles los cuidados necesarios con el objeto de obtener y consumir los productos que son capaces de elaborar y recolectar.
El principal producto que obtiene el hombre en esta actividad es la miel. Un beneficio indirecto producto de la actividad de pecoreo que realizan las abejas corresponde a la polinización que realizan estos insectos. El cultivo similar de otras abejas productoras de miel (melipónidos) se denomina Meliponicultura. La vespicultura es la explotación de las escasas especies de avispas mielíferas.
La apicultura nace cuando el hombre intenta conocer el mundo de las abejas. Para ello tomó un tronco hueco e intentó mantener una colonia. Se data del año 2500 a. C. la evidencia del aprovechamiento de abejas por parte de los egipcios en sus jeroglíficos. Es en el año 1500 a. C. cuando se escribe sobre las abejas, siendo ésta la primera evidencia escrita (HITITA). En España la primera evidencia escrita de la importancia de la apicultura data del 1100 a. C., en lo que denominamos Imperio Tarteso, asentado en Andalucía. La importancia de esta apicultura es tal que en el S. I d. C. el gaditano COLUMELA describió como era la apicultura de la época. Además hizo referencia al manejo de las colmenas.

Posteriormente esta importancia se mantiene por los Árabes. Adú ZACARÍAS en el Vol. 9 de su Tratado de Agricultura hace una importante mención al manejo de las colmenas. Posteriormente Alfonso X lleva a cabo las primeras ordenanzas sobre la Apicultura. En el S. XVI MENDEZ DE TORRES escribe el primer texto sobre apicultura en España y además establece como se reproducen las abejas.

Hasta el S. XVIII se trata de una apicultura tradicional. A partir de este siglo con el avance de los conocimientos científicos y sobre todo biológicos se lleva a cabo un conocimiento más profundo del comportamiento de los animales individuales y del enjambre. Todo estos conocimientos, apoyados en el invento de las colmenas movilistas (LANGTROTH –1895-) produce el paso a una apicultura técnica.
Tipos de apicultura
Actualmente existen dos tipos de apicultura:
• Apicultura Sedentaria. Es aquella en la que la ubicación de la colmena no varía y precisa de un aporte de alimento artificial.
• Apicultura Transhumante. Consiste en in cambiando la situación del apiario siguiendo la localización de la zona geográfica con el fin de obtener un máximo de producción.

La desaparición de colmenas

Los apicultores advierten de la desaparición de las colmenas
La miel de producción ecológica es uno de los manjares más exportados de Galicia. El 85% de las plantas de Europa dependen de las abejas para completar la polinización y reproducirse. Dos apuntes, uno económico y otro biológico que sirven para prestar un poco más de atención a las denuncias de los productores de miel, que advierten de la desaparición de abejas y colmenas. Hay que profundizar en un misterio que angustia a los apicultores de la comunidad: ¿Por qué desaparecen las abejas?
Los propietarios de colmenas comienzan a identificar la causa del problema: los expertos relacionan la muerte de las abejas por la intoxicación por plaguicidas, del tipo de los que se han prohibido ya en Francia basadas en dos sustancias: el fipronil y el imidacloprid, unos neurotóxicos que provocan en estos insectos unos síntomas similares a los del Alzheimer humano. Aunque no se descartan otros factores: aparición de nuevos parásitos, sequía e incluso las ondas de los móviles podrían haber afectado a los valiosos insectos.
La Unión Nacional de Apicultores Franceses (UNAF) fue una de las primeras organizaciones europeas que, hace ya una década, señaló como principal culpable de la desaparición de las abejas la utilización de insecticidas sistémicos neuronales, que usan como materia activa los citados compuestos químicos.
La mayoría de los apicultores gallegos apoya esta corriente, respaldada por numerosos estudios internacionales y por su propia experiencia.
En declaraciones hechas al Faro de Vigo, Jesús Asorey, biólogo y secretario técnico de la Asociación Galega de Apicultura (AGA) y director de la Casa das Abellas en Abegondo, recuerda que el problema comenzó hace unos 12 años y cuenta su propia experiencia, de cómo la mortandad en sus 250 colmenas pasó del 5% al 80% en algunas zonas. También señala que la producción de miel en la comunidad cayó un tercio en la última década.”.
En estos momentos existen en Galicia unas 80.000 colmenas que trabajan cerca de 3.000 apicultores (la mayoría de ellos aficionados). Hace diez años, el número de colmenas era de 120.000 y la producción de miel es un tercio menor, según apunta Asorey.
Los territorios más afectados son aquellos donde se practica la horticultura y fruticultura más profesionalizada, ya que es donde se realizan más tratamientos técnicos. El problema también apareció en zonas de monte donde se fumigaron eucaliptos y donde se sembraron cereales de paja, trigo, centeno. Los contaminantes viajan por tierra, agua y aire.
La opción que se plantean los apicultores es la de trasladar las colmenas a zonas del monte libres de pesticidas y la apuesta por la agricultura ecológica y respetuosa con las cadenas naturales. Aunque todavía no está claro que los pesticidas sean los únicos culpables, esta es una medida preventiva mientras se esperan los resultados de las investigaciones que la Consellería de Medio Rural está haciendo al respecto.

Creado por: Álvaro Fernández Pérez
Página: http://www.berenguela.com/
Problemas: Me he confundido al princpio al buscar la pagina web

lunes, 30 de noviembre de 2009

Enfermedades de virus y bascterias producidas en la apicultura

ENFERMEDADES DE LA APICULTURA (JESÚS GRANADOS DELGADO)

Virus y Bacterias

Para el control de estos agentes se emplean en muchos casos productos quimioterápicos, pero hay que tener siempre mucho cuidado con su uso ya que los productos que se extraen de las colmenas (ej. miel o polen) son comercializados directamente, y pueden contener restos de los compuestos químicos empleados en los tratamientos o de derivados de estos .

VIROSIS

Tradicionalmente se ha aceptado que en cualquier cuadro patológico que presente una colmena, si no se puede identificar el agente causal, está originado por un virus. De esta forma las virosis en apicultura se han convertido en un gran "cajón de sastre" en el que se incluyen una serie de patologías raras y/o de agente causal desconocido.
Los virus pueden causar alguno de los tres siguientes tipos de acciones patógenas:
- Acción patógena directa. En este caso la presencia de un determinado virus y su multiplicación en los tejidos de las abejas son la causa desencadenante de una determinada enfermedad.
- Acción patógena asociada a otras enfermedades. Esta se presenta cuando otra enfermedad debilita previamente las defensas de los insectos, entonces la situación es aprovechada por los virus que actúan como oportunistas para desencadenar su ataque.
- Acción patógena no evidente o inapreciable. En algunos casos la acción de un determinado virus no desencadena la aparición de una sintomatología específica en los animales parasitados, es decir, el animal atacado parece sano ya que su aspecto y comportamiento pueden ser considerados como normales .

Virus de la parálisis crónica (V.P.C.).
Fue citado por primera vez en el año 1933 y varoios investigadores piensan que pudo ser el causante de una mortandad masiva de abejas que se produjo en la isla de Wight (Inglaterra).Este virus es frecuente en colonias en las que las abejas están confinadas durante largos períodos de tiempo.

Virus de la parálisis aguda (V.P.A.).
Una primera apreciación: este virus puede matar tanto a las abejas adultas como a la cría. Su descubrimiento se realizó en el laboratorio analizando muestras de abejas que presentaban los síntomas del V.P.C.

Virus filamentoso.
es un virus de gran tamaño .Este virus es el menos virulento de todos los conocidos, y se multiplica principalmente en los tejidos del cuerpo graso y en el ovario de las abejas adultas.

Virus alas opacas.
Es un virus esférico muy pequeño , el principal síntoma que presentan las abejas infectadas por este virus es la pérdida de la transparencia de las alas. En la naturaleza este virus presenta una baja incidencia.

Virus X e Y:
afectan al tubo digestivo de las obreras adultas, los animales no muestran signos de infección y la transmisión se efectúa vía alimento.

Virus de las alas deformes.
Las abejas afectadas tienen un tamaño inferior al normal y las alas presentan deformidades o se encuentran atrofiadas. Este virus puede afectar a las abejas adultas y la cría,


Virus Kashmir
Se considera como uno de los virus más virulentos ya que unas cuantas partículas viricas inyectadas en abejas sanas pueden matarlas en pocos días, pero también es importante saber que se puede encontrar en muchas colonias sin producir síntomas evidentes. Está ampliamente distribuido y podemos afirmar que practicamente está presente en cualquier lugar en el que vivan las abejas.

Virus de la parálisis lenta.
No se ha demostrado que su acción directa pueda llegar a exterminar una colonia.
Virus de la cría sacriforme
Afecta principalmente a las larvas de obreras y zánganos. Está poco estudiado pero la incidencia de esta es menor. El agente causal es un virus ARN .

BACTERIOSIS

Septicemia.
Una septicemia es una infección generalizada. Los síntomas son bastante inespecíficos y las abejas afectadas se suelen arrastrar sin poder volar, además en la colmena hay un fuerte olor a descomposición. El agente causal es Pseudomona auriginosa y parece ser que los brotes aparecen en colonias fuertemente estresadas. Se piensa que la puerta de entrada de este patógeno en las abejas son las aberturas respiratorias.

LOQUE EUROPEA.
El agente causal es Melissococus (Streptococus) pluton. Forman quistes en época resistente. Afecta en las larvas y penetra en ellos con el alimento dentro del tubo digestivo. La larva ingiere el alimento contaminado por la bacteria. Debido a las condiciones de pH del tubo digestivo se produce la multiplicación. Estas entran en el interior de las larvas produciendo una infección generalizada, causándole la muerte.

La bacteria se multiplica y dispersa por acción de las obreras domésticas al limpiar la celdilla y eliminar los restos. La bacteria se introduce en las limpiadoras y lo transmiten a las distintas abejas hasta que llega a la nodriza por trofalaxia. Son portadores asintomáticos los adultos.

Se transmiten a las demás colonias de varias formas:
Natural
Deriva: una abeja entra por equivocación en otra colmena.
Pillaje: una abeja entra a otra colmena a robar las reservas, que están infectadas.
Artificial: inadecuado manejo apícola por cuadros o panales infectados por el virus.
Los síntomas que presenta una colonia infectada por loque europea se resumen en un olor agrio o pútrido, aparece la cría salteada (alveólos con cría y otras vacías) y las larvas aparecen al principio de forma normal que no es filante
En el control de loque europea se recomienda no realizar tratamientos preventivos. Se basa en el empleo de antibióticos con oxitetraciclina y neomicina aplicados mediante un alimentador, pulverización o en espolvoreo. Se recomienda realizar una alimentación estimulante, eliminar la cera contaminada, aislar las colmenas enfermas y desinfectar correctamente por vía térmica el material apícola contaminado.
LOQUE AMERICANA.
El agente causal es Bacillus larvae. Se trata de una enfermedad grave de las abejas. El agente causal tiene como estructura resistente esporas con un cristal de una sustancia tóxica. La transmisión de la enfermedad se realiza por vía bucal, siendo los principales vectores abejas limpiadoras, nodrizas, provisiones de miel y polen infectadas, el pillaje, manipulación inadecuada por parte del apicultor, empleo de cera no esterilizada, etc.

La loque americana provoca un olor a cola de carpintero característico, una cría irregular en mosaico, opérculos rotos, hundidos y larvas transformadas en masas viscosas y filantes. Su diagnóstico puede ser clínico por sintomatología o en campo realizando una pequeña prueba. Esta prueba consiste en macerar las larvas e introducirlas en leche descremada caliente, si se forman grumos que desaparecen a los 15 minutos, es señal de que la colonia está infectada.

No se realizan tratamientos preventivos. Se puede suministrar el antibiótico oxitetraciclina o sulafamidas aplicados junto al alimento, por pulverización o espolvoreo.


PAGINAS UTILIZADAS
http://www.uco.es/dptos/zoologia/Apicultura/pato_adu2.htm
http://www.wikipedia.es

Páginas Interesantes :

http://www.uco.es/dptos/zoologia/Apicultura/pato_adu2.htm
http://www.abcagro.com/agriculturas_alternativas/apicultura5.asp
http://www.terralia.com/index.php?revista=30&articulo=208


Estas páginas me han resultado muy interesantes, pues la verdad el contenido es bastante bueno y completo

¡Ahí las dejo!

Marina Armero Casermeiro
Patología apícola:
Una colonia de abejas es un lugar idóneo para cualquier agente patógeno. En su interior cohabitan en un espacio reducido: una reina, varios miles de obreras y algunos cientos de zánganos (una colonia está formada por entre 10.000 y 50.000 insectos). Además la colmena cuenta con una importante reserva de alimento (miel y polen) y es un espacio muy estable desde un punto de vista ecológico.
Son varias las enfermedades que pueden sufrir las abejas como resultado de la acción de diferentes organismos patógenos, por este motivo y según afecten a los adultos o a la cría en desarrollo las agrupamos en dos apartados: enfermedades de las abejas adultas y enfermedades de la cría.

ENFERMEDADES PRODUCIDAS POR LOS HONGOS:
Pollo escayolado, ascosferiosis ,micosis:

Descripción y condiciones de desarrollo:
El pollo escayolado es una proliferación de un hongo, Ascosphaera Apis, que se desarrolla sobre la cría de las abejas.
Suele aparecer cuando la colmena sufre un estrés importante que signifique una bajada de temperatura en las crías recién operculadas, por ejemplo:
•Una brusca bajada de las temperaturas en una colonia que no tiene suficientes abejas para amortiguarla cubriendo la cría y produciendo calor.
•una brusca parada en la entrada de comida en colonias sin muchas reservas, con lo que las abejas no pueden conservar la temperatura del nido de cría o alimentar adecuadamente a las larvas.
• Una enjambrazón en tiempo fresco, que desequilibre la relación abejas adultas/cría dejando, a esta última desatendida.
•alguna manipulación inadecuada, como una alimentación que aumente desequilibradamente la cría, añadir más cría abierta de la que puede atender una colmena…

Las esporas de este hongo están habitualmente en la mayoría de las colmenas , y son trasferidas a las largas por las abejas nodrizas, que limpian celdas y preparan y dan alimentación.
Si la temperatura de la cría recién operculada baja más o menos, basta solo un par de grados centígrados, se dan las condiciones de desarrollo de la espora, que se abre y deja salir el hongo, Este va invadiendo el cuerpo de la abeja en desarrollo hasta que toda ella se convierte en una masa blanca de hongo con forma de momia.
Si finalmente, las abejas adultas que cuidan de la cría, no son capaces de detectar que esta ha muerto y ha sido sustituida por una masa de hongo, este todavía puede avanzar en su desarrollo, produciendo en la superficie de la momia unos pequeños cuerpos redondeados oscuros llenos de nuevas esporas de reproducción del hongo.

Es decir, para que realmente aparezca esta enfermedad hace falta un factor desencadenante que provoque desatención de la cría recién operculada: hambre, frío, enjambrazón…
Una vez que aparecen estas condiciones parte de esa cría puede morir por efecto del ataque del hongo. Pero si la colonia tiene abejas suficientemente limpiadoras( lo cual es genético, se hereda o no),las crías afectadas serán identificadas, desoperculadas y extraídas de la colonia ( a este conjunto de comportamientos, recordémoslo, se llama ”comportamiento higiénico”), con lo que la enfermedad no prosperará y solo será apreciable como fallos en la cría operculada, celdillas vacías en la masa de opérculos de la cría.

Tratamiento y desinfección:

Ningún tratamiento químico curará a las colmenas de esta enfermedad en una colmena .Es cierto que la aplicación de un jarabe, o de una alimentación sólida, puede activar el instinto de limpieza y hacer que la colonia expulse las momias y se sanee ( una floración tendría el mismo efecto),pero estos resultados serían momentáneos. Cuando las condiciones de desatención a la cría vuelven a darse, la enfermedad vuelve a reproducirse, ya que subsiste el defecto del comportamiento higiénico de las abejas que permitió su aparición.
Únicamente cambiando la reina de las colmenas afectadas por otra procedente de una colmena con buen “comportamiento higiénico”, y que se haya cruzado con zánganos de colmenas que también lo tengan, podrá hacer desaparecer esta enfermedad, Por tanto el único tratamiento recomendable es eliminar las reinas de las colmenas afectadas. Las abejas pueden aprovecharse pasándolas a otra colmena o dejándolas para que críen reina, pero siempre de cría procedente de otra colmena con buen “comportamiento higiénico”
La cría de las colmenas afectadas debería ser eliminada (fundir los panales, enterrarlos, quemarlos) ya que contiene un alto nivel de esporas .Igualmente por su alto nivel de esporas es conveniente limpiar y desinfectar los fondos de las colmenas afectadas antes de que vuelvan a tener abejas.

ENFERMEDADES PROVOCADAS POR ÁCAROS :

•Varrosis:

• ORIGEN Y DIFUSIÓN DE LA VARROOSIS
Esta especie de abeja de miel asiática es explotada por los apicultores de estas regiones pero no es tan productiva como la especie Apis mellifera, que ha sido el soporte de la apicultura en Occidente y que en la actualidad se ha difundido por todo el mundo. La difusión de A. mellifera, provocada artificialmente por el hombre, desencadenó un fenómeno que de forma natural parecía improbable, la invasión del territorio de A. cerana y la convivencia forzada de las dos especies. En principio, la principal perjudicada fue la abeja asiática, cuyas colonias eran expoliadas por la abeja occidental, de mayor tamaño y con colmenas más populosas. Pero, supuestamente, el ácaro parásito Varroa, hasta entonces ubicado en la abeja asiática, fue adoptando un nuevo e inesperado huésped, y este fenómeno sería el detonante del mayor desastre sanitario de la abeja A. mellifera.
A mediados del siglo XX comenzaron a surgir noticias inquietantes relacionadas con un nuevo parásito de Apis mellifera en la antigua URSS y China, y en los años 60-70 ya se confirmó la aparición de la Varroosis como una patología incipiente de la abeja de miel. A finales de los años 80, el parásito ya causaba estragos en las colmenas y enjambres silvestres de casi toda Europa, América del sur y los países del norte de Africa. En España la primera detección del ácaro fue en Girona en 1985, pero en 1988 ya se podía encontrar en todo el territorio peninsular y la pérdida de colmenas que provocó su primera embestida oscilaba entre el 30-50%. Actualmente se halla difundido a escala mundial y la Varroosis ya ha sido catalogada como la patología más grave de la apicultura. Además de haber causado una elevada mortalidad de colonias de abejas, llegando a diezmar las poblaciones de ciertas regiones, supone una carga para la apicultura porque obliga a realizar controles y tratamientos acaricidas periódicos y merma el rendimiento de las colmenas.
El responsable de este cuadro fué en principio el ácaro ectoparásito Varroa jacobsoni Oud., aunque ahora se considera que el ácaro más dañino y más difundido a nivel mundial entre la abeja Apis mellifera, puede diferenciarse a nivel morfológico y molecular del que todavía persiste en las abejas del sureste asiático, y que pertenece a una nueva especie que de forma muy apropiada se ha denominado Varroa destructor (Anderson & Trueman, 2000).
• CICLO BIOLÓGICO DEL ÁCARO VARROA DESTRUCTOR
Sólo las hembras adultas del ácaro son capaces de soportar la vida ectoparásita, adheridas al cuerpo de las abejas adultas. Durante esta fase, que se conoce como forética, el ácaro se alimenta periódicamente de la hemolinfa de las abejas, buscando partes blandas de su cuerpo donde poder clavar sus quelíceros. Esta fase dura entre 4-14 días cuando hay cría de abejas, pero se puede prolongar a varios meses en ausencia de cría. La hembra de Varroa busca activamente una celda de cría de abejas con una larva de edad apropiada (15 horas antes de la operculación en el caso de las obreras y 45 horas antes en el caso de los zánganos). Se introduce en la celda de cría, pasa entre la pared y la larva se sumerge en la papilla larvaria, quedando en un estado inactivo hasta que la larva de la abeja consume todo este alimento. En este instante, el parásito recupera su actividad y comienza a alimentarse de la larva. Después de que ésta haya tejido su capullo y quede en su posición definitiva, el ácaro se instala en el fondo de la celda, donde es posible observar sus excrementos. La larva de la abeja sigue su desarrollo y se transforma en prepupa y es en este momento cuando la hembra infestante del ácaro pone su primer huevo, unas 60 horas después de la operculación de la celda, que dará lugar al único descendiente macho. Después pone sucesivos huevos, a intervalos de unas 30 horas, que darán lugar a hembras. Cada hembra infestante puede poner hasta 5-6 huevos en las celdas de obreras y hasta 7 en las de zángano (el ácaro muestra una especial preferencia por reproducirse en la cría de zánganos).
Los descendientes del ácaro se desarrollan en el interior de la celda hasta que la abeja llega a su estadio adulto y rompe el opérculo de la celda para salir al exterior. El macho del parásito llega a adulto en poco más de 6 días y las hembras en algo menos, de tal forma que el macho llega a la madurez sexual unas horas antes que la primera hembra. En el caso de que una sola hembra del parásito haya infestado la celda, el único macho copula con sus hermanas en el momento en que éstas llegan a su fase adulta; sólo cuando 2 o más hembras infestan una misma celda de cría de abejas puede darse la cópula entre individuos no emparentados. Mientras que el macho sufre una ligera pigmentación de su cutícula, la de las hembras adultas se endurece progresivamente y adquiere el color cobre-rojizo típico que marca el final de su desarrollo. Cuando la abeja nace (sale del opérculo) el macho y las hembras inmaduras mueren al poco tiempo por deshidratación y deformación de su blanda cutícula. Sólo las hembras que han llegado a un óptimo grado de dureza de su cutícula son capaces de soportar la vida forética en el interior de la colonia de abejas.
Teniendo en cuenta la duración de la fase de cría operculada de obreras y zánganos (12 y 15 días respectivamente), puede asumirse que cada hembra de Varroa deja en cada ciclo reproductivo de 1 a 2 hijas viables en el caso de las obreras y de 2 a 4 en el caso de los zánganos. Se acepta que cada hembra sólo puede completar un máximo de 2-3 ciclos de cría. Con estos datos, se admite como aproximación, que la población del parásito se duplica cada mes, siempre que en la colonia de abejas exista cría susceptible de ser parasitada.
Nuestra abeja, A. mellifera, todavía no está capacitada para controlar por sí sola a este parásito y por ello su población aumenta rápida e indefinidamente en la colmena. La multiplicación del parásito sólo se detiene durante los periodos de ausencia de cría en la colonia de abejas, bien por una parada invernal o por un proceso de enjambrazón o sustitución de reinas. Por desgracia, en todas las regiones con inviernos suaves, como es el caso de la costa mediterránea, no se produce la parada invernal, que puede ser de varios meses en las zonas de interior, y la población del parásito llega a colapsar la colonia aproximadamente en un año. En este momento, la población del parásito puede ser de varios miles de hembras adultas. Según la época en que ocurra este colapso y vigor de la colmena en ese momento, la población de Varroa puede oscilar de unos 1000 individuos hasta más de 5000. Si se produce una parada invernal de unos meses, el ácaro no alcanza esta población hasta los 2 o 3 años.
Cuando una colmena se debilita por la Varroosis, puede ser pasto del pillaje de las abejas de otras colmenas, que además de la miel que "roban" también se llevan uno o más parásitos, que de esta forma pasan a una colonia sana. El ácaro Varroa también puede difundirse a las colmenas adyacentes a causa de la deriva de pecoreadoras (abejas que se equivocan de colmena) o a causa de la misma deserción de obreras que se produce en las colonias debilitadas.

• EFECTOS DE LA VARROOSIS SOBRE LAS ABEJAS Y ZÁNGANOS
Alimentación del ácaro
Los parásitos que infestan la celda de cría toman hemolinfa de la pupa de la abeja cada 1-2 horas. En las abejas adultas la frecuencia es mayor. La pérdida de peso de las abejas al nacer está relacionada con el número de ácaros que la infestaron durante su desarrollo y puede llegar hasta el 30% en abejas parasitadas por 3 ácaros. La reducción del volumen de hemolinfa en la abeja adulta puede alcanzar el 40% y el expolio de proteínas hasta el 50%.
Efectos deformantes
Algunos órganos internos y ciertas partes del cuerpo de la abeja pueden atrofiarse o deformarse a causa del parasitismo. Los efectos más frecuentes son la reducción del tamaño del abdomen y la deformación de las alas. La disminución de la presión de la hemolinfa y una infección del virus DWV son las causas de la típica deformación alar que aparece en colonias parasitadas. Las glándulas hipofaríngeas y el cuerpo graso son más pequeños en las abejas afectadas.
Efectos físicos y alteración del comportamiento
El tamaño del parásito con respecto al cuerpo de la abeja es considerable y representa un esfuerzo adicional, sobre todo llevarlo adherido durante el vuelo. Pero además, cuando la abeja percibe que lleva encima un ácaro, realiza frecuentes movimientos de "contoneo" del abdomen e intenta desprenderse de él con las patas traseras y delanteras. Dedica tiempo a estas acciones, aunque con poco éxito, e inevitablemente desatiende parte de sus labores habituales en la colonia.
Reducción de la expectativa de vida
En conjunto, los efectos mencionados, junto con las infecciones secundarias inducidas por las picaduras del parásito, producen en la abeja una disminución de su expectativa de vida. La colonia afectada sufre una bajada del rendimiento y un despoblamiento progresivo. La pérdida acusada de abejas lleva a la colonia a intensificar la cría para compensar este efecto, pero lo único que consiguen es sobrecargar más a las abejas nodrizas y favorecer la multiplicación del parásito, con lo cual aceleran el colapso de la colmena.
Efectos sobre los zánganos
Las larvas de zánganos son mucho más atractivas para los ácaros, pero su presencia se reduce casi exclusivamente a la primavera o comienzos del verano. Cuando el nivel del parásito es alto, es bastante habitual observar pupas de zánganos con varias hembras infestantes, no es raro encontrar celdas con 5 y 6 parásitos en fase de reproducción. Así, los efectos mencionados anteriormente también aparecen en los zánganos, a menudo de forma más intensa. Pero seguramente la peor consecuencia de la parasitación de los zánganos sea la deficiente fecundación de la reinas vírgenes durante la primavera, tanto la disminución de la población de machos como las deficiencias causadas en el vigor de los que llegan al estadio adulto repercuten en la calidad de los apareamientos y finalmente en la calidad de las reinas de esa temporada.
Infecciones secundarias
Las infecciones secundarias pueden ser inducidas directamente por el parásito o bien aparecer de forma oportunista cuando la colonia se debilita. Es frecuente observar un aumento de la incidencia de la ascosferiosis (micosis de las abejas) o de las loques (infecciones bacterianas) en la cría de las colonias afectadas. Hasta la aparición de la Varroosis no eran muy frecuentes los brotes de virosis en las abejas de razas europeas. Desde entonces, los brotes víricos se han hecho patentes y se asume que el ácaro es la causa y que actúa como vector y detonante. Algunos virus que ya producían brotes estacionales como el virus de la parálisis crónica (CPV) o el virus de la cría sacciforme (SBV) han aumentado su incidencia, y otros que hasta entonces pasaban desapercibidos como el virus de la parálisis aguda (APV), el virus de la parálisis lenta (SPV), el virus de las alas deformadas (DWV) o el virus de las alas nubladas (CWV), muestran sus síntomas frecuentemente con el advenimiento de la Varroosis.

• LA APICULTURA DESPUÉS DE LA VARROOSIS
A principios de los años 80, la apicultura española sufría el embate de una micosis de la cría de las abejas, la ascosferiosis. Su incidencia llegó a ser superior al 30% de las colmenas en muchos casos y provocó una fuerte disminución en el rendimiento de las explotaciones apícolas. Este hecho, junto con una bajada generalizada de los precios que el apicultor percibía por su miel, provocó una gran conmoción en el sector. En este contexto aparece la Varroosis, causando una gran mortalidad de colmenas durante los años 1986-1989. Aunque la ascosferiosis ha remitido y actualmente la incidencia es bastante baja, en cambio la Varroosis persiste y los apicultores han tenido que cambiar bruscamente su mentalidad y aprender a convivir con el parásito, cuya erradicación no es posible.
Por ello podemos hablar claramente de un cambio radical en la apicultura a partir de la aparición de la Varroosis.
Antes de la "época de la Varroa", el apicultor dedicaba muy poco tiempo y dinero a la sanidad de sus colmenas, simplemente porque la incidencia de las patologías no era general y en algunos casos se reducía a brotes estacionales que remitían por sí solos. A parte de la ascosferiosis, cabe reseñar la loque americana, una septicemia de la cría de las abejas, cuya incidencia sólo en contadas ocasiones superaba el 1-2% de las colmenas. La Varroosis obliga al apicultor a estar siempre vigilando el nivel de parasitación y a intervenir con algún tratamiento acaricida al menos una vez al año. Esto supone un trabajo adicional y un recorte más en los ingresos de la actividad.
Los efectos de la Varroosis persisten en la colmena, incluso después de un tratamiento eficaz pueden darse infecciones víricas secundarias. En conjunto producen una disminución en el rendimiento de las colmenas. En ciertos casos, aunque no mueran las colonias, los efectos son tan acusados que pueden perderse cosechas enteras.
Antes de la Varroosis, no se realizaba ningún tratamiento sanitario periódico en las colmenas. Ahora es necesario aplicar un acaricida de forma sistemática: si no se controla el nivel del parásito, éste puede acabar con el 90% de las colmenas de un asentamiento en 2-3 años. Este hecho lesiona inevitablemente la imagen de la miel y el resto de productos de la colmena, porque ahora se añade un riesgo potencial de presencia de trazas de los productos acaricidas. De todas formas y para tranquilidad de los consumidores, los estudios realizados en Europa durante los últimos años han demostrado que los acaricidas utilizados no son solubles en la miel y los resultados de los análisis de mieles constatan la ausencia de estos residuos o su presencia a niveles muy bajos.
En resumen, la Varroosis constituye una auténtica amenaza para la supervivencia de los enjambres silvestres y las razas de abejas que habitan ciertos países en vías de desarrollo, ha sido un duro golpe para la apicultura mundial y sigue siendo un reto constante para apicultores e investigadores.

• EXPECTATIVAS EN EL CONTROL DEL PARÁSITO
La lucha contra la Varroosis ha pasado a ocupar un lugar primordial en el calendario del apicultor, es un reto constante, una rémora para el ejercicio profesional de la apicultura. Junto a la problemática de la aparición de residuos y el coste económico de los tratamientos contra el parásito, también asoma la resistencia de éste a los acaricidas empleados. A finales de los 80, comenzó a utilizarse el fluvalinato, que pronto se reveló como el producto más eficaz contra Varroa. No obstante, a mediados de los 90 ya eran varios los países donde se habían constatado casos de tolerancia del parásito a esta molécula. Estudios más recientes señalan la existencia de ácaros tolerantes a la mayoría de principios activos utilizados en el control de la Varroosis: coumafos, amitraz, flumetrina y bromopropilato.
Aunque las formas de administrar estos productos acaricidas a la colmena han sido variadas (pulverización, goteo, tiras soporte, atomización, fumigación...) parece ser que el método más eficaz consiste en impregnar tiras-soporte (de plástico u otro material adecuado) con el acaricida y suspenderlas entre los panales poblados de la colmena. Este sistema permite que las abejas entren en contacto directo con el acaricida, llevándose una pequeña cantidad cuando tocan la tira-soporte, de forma que las abejas lo distribuyen por toda la colonia. Para que la materia activa pueda incidir sobre todos los parásitos es necesario que mantenga su eficacia al menos 4-5 semanas, que la colonia tenga cierta actividad y que las temperaturas no sean extremas. En óptimas condiciones, se han alcanzado eficacias superiores al 95% con varias materias activas incorporadas a tiras-soporte: fluvalinato, flumetrina, amitraz y coumafos.
Desde hace algunos años, la problemática de los residuos y las resistencias ha puesto en evidencia la necesidad de diseñar estrategias globales. Si se actúa de forma racional es posible que las resistencias de Varroa reviertan y puedan volver a usarse algunos de los productos clásicos. Si no hay un compromiso de acción conjunta, que permita realizar tratamientos coordinados contra la Varroosis, que vigile la presencia de acaricidas en el ciclo de la cera y la aparición de los fenómenos de resistencia, los problemas de la Varroosis pueden agravarse. La problemática derivada del control de la Varroosis con acaricidas de síntesis ha hecho que técnicos y apicultores concentren sus esfuerzos en los productos orgánicos o naturales con poder acaricida. Se ha empleado con cierto éxito el ácido fórmico; otros ácidos orgánicos como el láctico y el oxálico tienen algunos problemas bien por su menor eficacia o por su toxicidad para las abejas. Otros productos ensayados han sido los aceites esenciales, siendo el timol el más prometedor en la lucha contra el ácaro. No exento de algunos efectos repelentes para las abejas, con una dosificación adecuada se ha mostrado muy eficaz, aunque con cierta variabilidad entre las colonias. La eficacia del timol mejora si las abejas tienen acceso al soporte, también si las colmenas están bien pobladas y activas, pero hay que vigilar la temperatura ambiental antes de realizar un tratamiento: por debajo de 12ºC disminuye su eficacia y por encima de 25-30ºC puede resultar nocivo para las abejas. Los productos orgánicos pueden ser una alternativa en la lucha contra la Varroosis en zonas con una prolongada parada de cría invernal. En zonas cálidas pueden ser muy útiles en el control los casos de reinfestación durante la temporada apícola y para reducir la aplicación de acaricidas de síntesis.
Una vez reconocida la Varroosis como una patología grave de A. mellifera, las miradas de muchos investigadores apícolas se volvieron hacia su huésped original, A. cerana, y en concreto a las estrategias desplegadas por estas abejas para controlar la población del parásito. La abeja asiática y el ácaro convivían de forma natural, mantenían un equilibrio huésped-parásito. Pronto se comprobó que las abejas occidentales no exhibían estos mecanismos de defensa, o lo hacían de forma muy rudimentaria. Desde entonces se iniciaron multitud de trabajos para seleccionar abejas con pequeños indicios de tolerancia al parásito entre las distintas razas de abejas pertencientes a la especie A. mellifera. Los avances son lentos y se centran en:
• Mejorar la eficacia de la desparasitación autónoma y colectiva de las abejas.
• Intensificar el comportamiento higiénico de las abejas que las lleva a detectar y extraer la cría parasitada.
• Seleccionar las colonias con una mayor presencia de ácaros infértiles en la cría.
• Detectar aquellas colmenas con una cría menos atractiva para el ácaro.




Marina Armero Casermeiro 4ºB

jueves, 5 de noviembre de 2009

Grupo Proyecto Integrado.

INDICE

Índice del trabajo del grupo.

Primer Trimestre:

Durante el primer trimestre nos encargaremos de buscar y recopilar información para más adelante poder trabajar sobre ella.
El trabajo que hemos realizado en el primer trimestre será presentado el día 1-diciembre de 2009.

Cada componente del grupo se encargara de :

-Félix Artacho Galán ;Buscará información sobre el concepto de la apicultura.

-Jesús Granados Delgado; Se encargara de buscar información sobre las enfermedades de la colmena producidas por los virus y las bacterias.

-Marina Armero Casermeiro: Buscará información sobre las enfermedades de las colmenas producidas por los hongos y los ácaros.

-Rocío Morales; Se encargará de recopilar información sobre la extracción de la miel de las colmenas.

-Camila Giane de Oliveira: Buscará información sobre la supervivencia de las colmenas.

-Álvaro Fernández Pérez; Se encargará de buscar información sobre la desaparición, cada vez mayor, de las colmenas.

A parte de esto, también nos hemos encargado de;

Álvaro Fernández se ha encargado de crear la cuenta común de gmail para así poder crear este blog.

Félix Artacho se ha encargado de crear este blog.


Camila Giane y Rocío Morales se han encargado de hacer la presentación en nuestro blog.

Marina Armero y Jesús Granados se han encargado de hacer el índice.


Durante el segundo trimestre nos encargaremos de trabajar sobre la información ya buscada, y en el tercer trimestre diseñaremos y crearemos en formato de presentación del trabajo.Esto será detallado más adelante.